EDICIONES VERTICE: Cirugía comiquera sin anestesia

Hagamos un pequeño y breve repaso a la historia del cómic americano en España.

Fui de esos individuos que se crió con los cómics de Forum en los años 80, aunque alguna vez cayó en mi poder algún tomo de bolsillo de la editorial Bruguera (los famosos Pocket de Ases), de esos que te regalaban los vecinos del tercero, ya que su hijo se había hecho mayor (vamos, que había cambiado los tebeos por faldas) y como sabían que yo era un consumidor de nato viñetas, pues me los daban con todo el cariño del mundo (supongo que así también se ahorraban el paso de tirarlos a la basura, aunque esto es pensar bastante mal de ellos… En verdad eran muy simpáticos).

Personalmente estos cómics de Bruguera no me entusiasmaban demasiado: Eran pequeños y no se leían todo lo bien que uno querría, pero bueno… ¡Eran cómics!

El tiempo siguió su curso y pasé de ser un chavalito imbécil a convertirme en un adolescente más subnormal todavía (los peinados de la época eran bastante ridículos vistos hoy en día y las gafas… Pues bueno… En aquellos años, los miopes solíamos llevar unas gafas más grandes que nuestras propias cabezas… Y tampoco era yo demasiado espabilado, que todo hay que decirlo).

Fue entonces cuando me hablaron de unos cómics de superhéroes del año de la polka, en blanco y negro (que ya empezaban a considerarse como piezas de coleccionista, entre los admiradores más rabiosos del mundo del cómic americano).

Estos cómics pertenecían a…


Ediciones Vértice se creó a mediados de los años 60 y allá por el año 1968 o 1969 (si los datos no me fallan), comenzó a lanzar historias de Marvel, entre ellas las de Spiderman, Dan Defensor (Daredevil), La Masa (Hulk), Coronel Furia, Capitán América, Estela Plateada, Namor, El Hombre de Hierro (Iron Man), Patrulla X, Doctor Extraño, Los Cuatro Fantásticos, Los Vengadores, etc…

Es decir, los principales personajes de la Casa de las Ideas…

Y como me empezaba a considerar un coleccionista de cómics, busqué esos tebeos de Ediciones Vértice, para ver qué pinta tenían y al de unos pocos años (porque tampoco es que tuviera mucho interés en descubrir esas joyas “literarias” y, además mi bolsillo no me daba para comprar más que un par de cómics al mes) entré en una tienda especializada… Bueno, la única tienda especializada de la ciudad y empecé a rebuscar entre el material antiguo.

La primera impresión que tuve de los cómics de Vértice fue muy buena. Las portadas de los cómics de Vértice no eran las originales americanas… ¡Pero oye!... ¡Estaban ilustradas de un modo acojonantemente bueno!


Uno de los artistas de estas portadas, era el historietista e ilustrador Rafael López Espi. Personalmente me parecían un trabajo muchísimo mejor que las estadounidenses, aunque a veces fueran copias del original americano (posiblemente pensara así porque estas imágenes no se reducían a un dibujo de tinta negra con cuatro “colorines”, sino que estaban realizadas con otras técnicas que me satisfacían mucho más).

Pero cuando uno abría el interior del cómic en cuestión… En fin… ¡Que se le llevaban los demonios!...

El contenido del cómic era en blanco y negro, pero eso no era una molestia (a fin de cuentas, posiblemente en aquella época imprimir en cuatricomía salía un dineral imposible de amortizar con la venta de cuatro tebeos) y tampoco me disgustaba el hecho de que no se tratasen de comicbooks al uso con un tamaño similar al original americano (estos tomos editados en España, eran mucho más pequeños)… Además, posteriormente, los volúmenes 2 y 3 de las colecciones serían editados en un tamaño más parecido al original y con color.

Pero el volumen 1… ¿Cómo podían haber hecho semejante “escabechina” en las páginas interiores?

¡El contenido de las páginas había sido salvajemente mutilado y maquetado de un modo totalmente diferente al original americano!

Posiblemente uno de los motivos por los que llevaron a cabo semejante carnicería fue por el formato en sí (como ya he dicho era mucho más pequeño que el original), que presentaba un gran problema, ya que a la hora de reducir una página completa, los bocadillos de texto quedarían prácticamente ilegibles y con un tamaño de letra diminuto.

¿Solución?... ¡¡Tijeretazo!!

Y claro, al meter la tijera en las viñetas (en vez de haber pensado en su momento de forma lógica y cambiar el tamaño del cómic para adaptarlo al original), empezaron a surgir cosas muy curiosas como ampliación de viñetas, redibujado de estas, cambio en la situación de los bocadillos, etc…

Aquí os dejo un ejemplo de esto que os comento, enseñándoos unas páginas del original americano y sus “reinterpretaciones” en muchísimas más páginas (porque no cabían de otro modo) de la edición de Vértice.



En fin, como podréis observar (si es que os apetece), no sólo aumentaban notablemente el número de páginas del tebeo (que en muchas ocasiones duplicaban al del original), sino que los cambios en la maquetación eran notables, con viñetas que cambiaban de forma, bocadillos colocados donde al rotulista le daba la gana,  desaparición o inclusión de fondos, enormes huecos de masas de blanco o de negro sin venir a cuento (fruto del redimensionado de viñetas), etc…

Como anécdota comentaré que (sin entenderlo yo muy bien), Vértice solía eliminar sistemáticamente en todos sus tebeos los créditos de los autores. Fijaos en la primera página de ambas versiones y comprobadlo por vosotros mismos… Lo curioso es que sí que nombraban al traductor y al ilustrador de la portada.

Bueno, quizá los que no sois lectores de cómics penséis que tampoco es para tanto la reestructuración de las viñetas dentro de una o varias páginas, ya que lo que es la historia propiamente dicha no sufre alteraciones tan grandes como para desvirtuarla.

Gracias a la información de la página de supertebeos, os pongo unos ejemplos del número 12 de Estela Plateada, el último cómic que Vértice publicó de este superhéroe y que se corresponde con el número 18 de la edición americana (si los datos  no me fallan)…



Vale… Vamos a ignorar el tema de las redimensiones de viñetas… Vamos a hacer como que no hemos visto nada y que no nos importa… ¡No vayamos tan de puristas en la vida!...

¡Venga, vamos para allá! (os informo que las páginas en blanco y negro corresponden a la édición de Vértice y las de color a la edición de Panini del año pasado, que sí que respetaba el formato original).



Vale... El asunto no cambia "tanto"... ¡¡Pero es que en la siguiente viñeta de esta historia modifican por completo el significado de los textos del bocadillo, sin ceñirse para nada a lo que pone en el original y escriben lo que les da la gana!!... Me imagino que por el hecho de que aquel iba a ser el último número de Vértice y así “cerraban” la colección sin problemas de continuidad (cosa a las que Marvel siempre ha sido muy aficionada… Me refiero a la continuidad).


Y claro… Como colofón final, vemos lo "mejor" de todo: Vértice ya no sólo se dedica a modificar la posición y el tamaño de las viñetas, sino que nos añade viñetas inexistentes en la versión original (que combinadas en el caso anterior, cambian por completo el significado de la historia).

En este caso usaron la portada del cómic original y lo modificaron, añadiéndole textos y cambiando parte del dibujo, para finalizar el volumen 1 de la serie de Estela Plateada.


Y lo que iba a ser un final de historia salvaje, con Estela Plateada cabreado, se convierte por obra de Vértice en un final de "maripositas" y de gente feliz...

¿Es esto o no una cirugía “comiquera” sin anestesia?... ¿Tendrían en aquella época las páginas pasadas por la tijera un post-operatorio?...

En fin, nunca lo sabremos.


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1 comentarios

  1. En mi muy lejana niñez, como mi presupuesto para comics era muy escaso, lo que tenía que hacer era irme un día a la semana (generalmente los miércoles) a un mercadillo donde había una parada con cómics en tres calidades (según estado de conservación creo recordar) en el que llevando un cómic, por 5 pesetas podías cambiarlo por otro.
    Así pude leer una amalgama de ellos (desde Roberto Alcazar y Pedrin a Dan Defensor, Flash Gordon, El hombre enmascarado, Dracula…) pero como eran series y rara vez los conseguía seguidos (por no decir casi nunca) el resultado es que leía las historias a fragmentos y sin mucha continuidad… motivo por el que los personajes de marvel no llegaron a engancharme tanto como los de “El hombre enmascarado” (que solían ser autoconclusivas).
    Luego estuve más de una década alejado de los cómics (los cambié por los libros de bolsillos) y las novelitas pulp de Bruguera y no fue hasta que un amiguete que por motivos de espacio, me regaló un montón de cómics (Alita Angel de Combate, Akira, El puño de la estrella del norte, Dragonlance, The Punisher War Zone) que volví a engancharme de nuevo a ellos… aunque volví a desengancharme hace unos años.
    Lo de los cambios no es que sea tan raro, casi todos los manga tienen las viñetas invertidas (salvo los que se publican en formato original) por lo que los personajes se convierten en zurdos y toca retocar todas las onomatopeyas, aunque lo de cambiar finales ya me parece mucho más fuerte (aunque habitual en el cine por ejemplo eso se hizo con el doblaje de la película “Infierno de cobardes” eliminando el tema “sobrenatural” de un plumazo y dejando sin sentido algunas escenas del film).

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